Nuestra memoria histórica cuenta con hechos recientes que dan ejemplo de la semejanza con las palabras y las circunstancias antes mencionadas.
En abril de 2002 durante 47 horas en los que se ejecutó un golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez, se vivieron terribles hechos violentos: el inolvidable asalto a la embajada de Cuba junto con aquella promesa de hacerle comer cables y alfombras a los diplomáticos y personal cubano que en ella se encontraban, el encarcelamiento a Rodríguez Chacín, a Tarek Willian Saab y la persecución a Diosdado Cabello así nos lo recuerdan. ¿Quién olvida los carteles con un: “Reconócelo pueblo”, o un “Se Busca”?
En abril de 2002 durante 47 horas en los que se ejecutó un golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez, se vivieron terribles hechos violentos: el inolvidable asalto a la embajada de Cuba junto con aquella promesa de hacerle comer cables y alfombras a los diplomáticos y personal cubano que en ella se encontraban, el encarcelamiento a Rodríguez Chacín, a Tarek Willian Saab y la persecución a Diosdado Cabello así nos lo recuerdan. ¿Quién olvida los carteles con un: “Reconócelo pueblo”, o un “Se Busca”?
La
eliminación de todos los poderes públicos, la suspensión de garantías y
la remoción de todos los cargos electos por la voluntad del pueblo,
sirvieron para que un minúsculo grupo de burgueses hambreados de poder
instalaran su versión de terrorismo de Estado. Eso ocurrió en Venezuela
hace nada, hace apenas 12 años.
En tan
breve período de ataque a la institucionalidad del país, fue extensa la
muestra del comportamiento fachorro que tuvo la ultraderecha contra
militantes de la revolución.
En la
actualidad se está apreciando otra especie de cacería de brujas aupadas
por ciertos líderes de la ultra, y algunos generadores de opinión. Todos
herederos del pionero: Nelson Bocaranda.
La
nueva estrategia manejada por esta gente que expone a través de redes
sociales las informaciones personales de los chavistas, no escapa a
tener un comportamiento enfermizo de persecución, tal cual como lo
hicieron los nazis en su lucha cacería de judíos, comunistas, gitanos,
para instalar su supuesta supremacía racial.
Estos
avanzados aprendices del fascismo han imitado casi a la perfección
dichas conductas. Ya dejaron de sugerir campos de concentración para los
militantes del chavismo, ahora los señalan públicamente, muestran sus
números de cédula, dirección de residencias, números de apartamentos y
hasta la dirección de los colegios donde estudian los hijos.
Los
obedientes del aquelarre venezolano están siguiendo al pie de la letra
el mensaje de aquellos nefastos volantes distribuidos por el movimiento
nazi (disfrazado de movimiento juvenil estudiantil) JAVU, donde
ordenaban: “Haz patria, mata un chavista”.
Impresionante, cuánto pacifismo e inclusión hay en los que van desde ahorcar un muñeco negro, vestido de rojo,
y los que ahora señalan la ubicación exacta de algún chavista para que
los más dementes salgan a buscarlos y los ataquen. Esa es la sinceridad
de la clase dominante, cada vez que salen con un discurso de amor y
unidad terminan descubiertos en la mierda que son.
Esta
clara muestra del desprecio por el que piensa diferente es dirigida y
alimentada por los poderosos, por los que no pueden seguir soportando la
idea de ser gobernados por un representante de la clase obrera. Es la
puesta en marcha de un libreto escrito por los operadores mejor pagados
dentro de esta guerra contra Venezuela, desde Miami, un psicótico Robert
Alonso, diseña formas de agresión contra ciudadanos venezolanos, contra
instituciones públicas y hace llamados frontales a la
desestabilización.
Sin
embargo, no podemos olvidar que estos son operarios obedientes a la
élite y es en ellos donde recae toda responsabilidad sobre las vidas
perdidas hasta ahora y las que pretenden seguir cegando en su desmedida
ambición.
Vuelven
a ser las redes sociales el instrumento de motivación para la apología
del delito, tuíter es usado para exponer con fotos los rostros de las
personas tildadas de “sapas”, por estar en desacuerdo contra las
guarimbas y la política de destrucción que ha querido instaurar la ultra
derecha en Venezuela.
Abril
es un recuerdo latente del para qué desea la oposición rancia conquistar
la presidencia de la república, y lo que ocurre actualmente es la
confirmación de que así lo harían si eso llegase a suceder.
Cada
señalamiento contra un chavista es la añoranza viva de ejecutar su
propia caravana de la muerte, cada expresión de racismo, de fascismo en
general, es el anhelo de ser los directores de una versión venezolana de
la Noche de los Cristales Rotos, es la esperanza nefasta de vivificar
un colgamiento pero con un chavista de carne y hueso.
La
conciencia revolucionaria pasa por tener todos estos elementos claros,
la sabiduría de los hijos de Chávez y la agudeza política permitirá
sortear este tipo de amenazas, contando además, con la experiencia de un
pueblo curtido en la lucha: eso nos mantendrá victoriosos ante todas
las arremetidas fascistas. Nosotros venceremos.
¡Ellos no volverán!
Créditos: misionverdad.com / Maryu Alejandra