La "metralleta" "chispita" y muchos otros apodos cariñosos recibió Robert Serra durante su corta vida. Sus amigos mas cercanos, los compañeros de estudio y lucha, el pueblo llano que lo quiere y respeta, sus colegas parlamentarios y del partido de su vida el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), solían disfrutar sus "encendidos" discursos llenos de sabiduría, emoción y contenido.
Punzante como pocos, agudo y certero en sus señalamientos, colector de cariños y soñador hasta el fin, enfrentó a la canalla en su propio terreno, en el Parlamento infantil y juvenil de Caracas, en la Universidad Católica Andrés Bello, donde se gestó la conspiración y el odio contra la Revolución Bolivariana, con la anuencia de sus autoridades ultra conservadoras, en la propia Asamblea Nacional, dirigiéndose directamente a los actores vivos y a los herederos de la IV República, en la urbanización y el barrio, en los medios de comunicación y en las redes sociales.
No hay espacio público donde Robert no haya dejado su huella. Por eso lo mataron, Se trata de un ensayo de la ultraderecha, apoyada por fuerzas no tan ocultas a nivel internacional. Un ensayo como lo hicieron cuando en 2002 intentaron, sin éxito, un Golpe de Estado, un ensayo cuando "estudiantes" reaccionarios y mediatizados atacaron sin misericordia a los cuerpos de seguridad del Estado quienes, sin armas, impedían que asumieran actitudes terroristas contra personas, instituciones públicas y privadas, un ensayo cuando la oposición trasnochada no participó en las elecciones para la Asamblea Nacional, un ensayo cuando, una vez participaron en los comicios parlamentarios el período siguiente, faltaron el respeto reiteradamente a autoridades públicas, incluyendo al propio Presidente Hugo Chávez, a quien incluso llegaron a tildar de "ladrón", ensayo cuando implementaron "las guarimbas", fachada retórica de actividades terroristas focalizadas, ensayo cuando, contrataron a jóvenes delincuentes, a quienes seguramente le garantizaron sumas multimillonarias en cuentas bancarias para cuando salgan en libertad puedan "gozar de la vida", todo ello por asesinar a Mónica Spears y a Eliézer Otaiza.
Ahora se lanzaron con un "ensayo mayor", seguro que, utilizando el mismo criterio económico que usaron para asesinar a Spears y a Otaiza, mataron a Serra, esperando cómo actúa la Revolución, su Gobierno, el Estado y sus instituciones, pero no mataron su discurso, su pensamiento y su ejemplo de vida que ahora se multiplica por Venezuela y el mundo como río madre.
Uno de los momentos mas resaltantes de Robert Serra fue aquel cuando, ante un debate en la Asamblea Nacional en 2007 que nunca ocurrió, por la deserción planificada de los representantes de la ultraderecha, pronunció un discurso que lo dejó prendado en la memoria colectiva del pueblo venezolano quien, de inmediato, lo acogió como un líder de multitudes para siempre.
En homenaje al "panita" Robert Serra, su amada María, a los familiares de ambos y al pueblo venezolano, le dejamos con ese inolvidable momento:
Créditos: @psicolokito
Video: Luigino Bracci Roa