En los sectores más politizados de la oposición se respira un ambiente triunfalista, transmiten a familiares y amigos que el "gobierno de Nicolás Maduro llegará derrotado a las elecciones legislativas de diciembre del próximo año".
En un centro comercial, el hijo de un furibundo activista opositor le expresaba a un amigo más o menos lo siguiente: "No te imaginas la cantidad de depósitos secretos que tienen los israelitas –y afirmaba triunfante– a partir del primero de enero los israelitas y los americanos dejarán sin productos importados a Venezuela".
No deja de impresionar la expresión de goce que sienten los opositores por la caída de los precios del petróleo en el mercado internacional. De seguro usted ha oído expresiones como éstas: "Se jodió Maduro, ya no hay dinero para bozales de arepa", "¿ahora qué van a hacer los lambucios chavistas y vividores de las misiones?", "los cubanos tendrán que irse de Venezuela", "se les acabó la salud".
Estamos ante un imaginario de odio, ignorancia e ineptitud sembrados o reflejos de una oposición que juega, puja, para que el país se hunda, para que el pueblo sufra.
Es una oposición y una oligarquía parasitaria que gobernaron por medio siglo de espalda al pueblo, de los pobres; que quebraron a Venezuela y se convirtieron en sanguijuelas del dólar.
¿Recuerdan: Graffiti, Pepeganga, Beco, el Fortín, Quintas Leonor, etc.?, muchos de ellos también eran dueños de fábricas textiles y cerraron o quebraron sus fábricas para vivir de la importación, ¡Del dólar petrolero!
Esa es la oposición disociada que el 31 de diciembre se abrazará no para decir: "Feliz año nuevo", sino para expresar llenos de odio: "Este es el año, viejo".
La guerra contra Venezuela se profundizará; el Gobierno y el pueblo lo saben, llegó la hora de la contraofensiva para salvar a la Patria.
Créditos: Alfredo Oliva